Introducción

Existen varias variedades, aunque en general se trata de una planta de porte rastrero y gran adaptabilidad al suelo, que, por otra parte, necesita regadío estable (cada tres o cuatro días). Suele recogerse temprano: en mayo ya están maduros los primeros tomates. Las variedades más antiguas son el Tomate Gordo, el Rugoso y el Peludo; posteriormente, se fueron mezclando con otras que les fueron dando mayor productividad, quedando a finales de los años 70 del siglo pasado el Negrito, el Abisinio, el Melillero y el Blanco Talaverano.

La productora consultada aporta datos sobre un tomate redondo y liso, de gran calibre (entre 150 y 250 gramos por fruto) y de unos 7-8’5 cm de diámetro. De pulpa jugosa, es más valorado por su tamaño que por su sabor. Se le denomina Tomate Talaverano de forma genérica, sin especificarse ninguna subvariedad.

Territorio de producción

ORIGEN

Autóctona.

DIFUSIÓN EN EL TERRITORIO

Antaño fue una variedad muy extendida por toda Extremadura, aunque los plantones siempre se compraban en Talavera la Real, perteneciente a la comarca de Lácara, en las Vegas Bajas del río Guadiana (provincia de Badajoz). En la actualidad queda algún productor en el municipio, pero casi ha desaparecido.

ÁMBITO PAISAJÍSTICO

Vegas y cuencas sedimentarias -regadíos-.

PARTICULARIDADES DEL ECOSISTEMA

La totalidad del término municipal de Talavera la Real se encuentra en el centro de la cuenca del río Guadiana con una orografía plana dominada por amplias llanuras de regadío y lomas suaves. El suelo está formado mayoritariamente por sedimentos aluviales geológicamente recientes (Cuaternario-pleistoceno), que conforman el sistema de terrazas del río Guadiana y proporcionan suelos con buena calidad agronómica. La máxima diferencia de cotas es de 60 metros, entre los aproximadamente 180 m.s.n.m. de la primera terraza del río Guadiana y los 240 m de altura en las lomas situadas al suroeste del término municipal.

La dinámica fluvial ha modelado en el territorio algunas formas destacables, como los meandros abandonados y brazos ciegos del río , desconectados del curso actual y activados tan solo en momentos de avenidas extraordinarias.
Las características geofísicas del municipio han propiciado la existencia de un microclima con temperaturas relativamente estables y no mucha amplitud térmica anual (mínimas de 4-5o en invierno y máximas de 33-35o en verano). Las lluvias escasas y las temperaturas máximas en los primeros meses del año de 15-20o posibilitan que el tomate se plante y recoja antes que en otros lugares, lo que supuso un elemento clave de la importancia del tomate de Talavera.

CAPACIDAD PRODUCTIVA

Es imposible establecer la producción actual del tomate, puesto que casi ha desaparecido, pero hay datos recabados sobre la capacidad productiva de la planta en la primera mitad del siglo XX. Cada planta producía en torno a un kilo de tomates, y se podían recolectar entre 20.000 y 22.000 kilos por fanega (0,7 hectáreas). En general los agricultores eran pequeños productores, que cultivaban entre 3 y 5 hectáreas.

Relación con la comunidad

CÓMO SE PRODUCE

En la actualidad se cultiva en regadío, como cualquier otro tomate, aunque por lo general está vinculado a pequeñas huertas agroecológicas que mantienen su propia semilla para producir las plántulas cada temporada, y en las que a mecanización del cultivo es prácticamente inexistente.

Tradicionalmente, a la planta se le practicaban hasta tres podas, para asegurar que los tomates fueran de buen tamaño y jugosidad. No había muchas plagas que hicieran mella en el tomate, pero la mayor parte de ellas se eliminaban de forma directa: los topillos se cazaban, los insectos se retiraban y mataban cuando se veían, etc. El sistema era casi por definición ecológico, y solo se empleaban algunos químicos como el cobre para el mantenimiento de la planta. En los últimos años sí que comenzaron a introducirse químicos como el Nitrato de Chile, pero la forma tradicional, que fue la que más se prolongó en el tiempo, permaneció ajena a este tipo de sistemas de cultivo intensivo.

USOS GASTRONÓMICOS, CONSERVACIÓN Y CONSUMO

Se trata de un tomate muy apreciado por su calidad organoléptica, con un gusto potente que aporta un buen sabor a cualquier alimento que se elabore con él, sean platos en fresco como gazpacho o guisos más elaborados. Dependiendo de la variedad tiene mayor o menor facilidad de conservación (por ejemplo, el de telaraña aguanta meses), por el grosor de la piel, pero si se recoge «pintón» (antes de estar totalmente maduro), cualquier variedad aguanta al menos un mes. En la actualidad se cultiva para prácticamente consumo doméstico y venta en canal corto.

HISTORIA Y EVOLUCIÓN DEL PRODUCTO

El tomate talaverano fue un elemento clave de la economía doméstica y de la localidad, en cuya producción se implicaba todos los miembros de la estructura familiar. Si bien desde principios del siglo XX hasta su declive en los años 70 variaron las variedades plantadas y recolectadas, su importancia se mantuvo intacta durante todas esas décadas. El microclima talaverano hacía que los tomates fueran de los primeros en madurar de la península, con lo cual su recolección y venta era un negocio rentable que permitió sobrevivir y prosperar a multitud de familias, pasando de jornaleros y arrendatarios, a poseedores de sus propios lotes de tierra, los cuales, aunque fueran de pequeño tamaño (3-5 hectáreas de explotación), permitían el sostenimiento familiar. Pero no sólo la comunidad estaba implicada en la siembra y recolección, sino también.

Los trabajos comenzaban a inicios del año, donde el ingenio y la necesidad derivó en la creación de semilleros u hoyos que actuaban como invernaderos. Se excavaban en el suelo, y se rellenaban con estiércol pajizo provenientes de las explotaciones animales, que, al regarse, fermentaba y mantenía calientes las plantas a pesar de la climatología. Durante el día se mantenían destapados, pero por la noche se tapaban con estructuras planas y rectangulares fabricadas con cañas y arbustos, que protegían a las plantas nacientes por la noche. Una vez estaban crecidas, se plantaban directamente en el campo, que podía ser propio o arrendado a un propietario privado o al ayuntamiento. También se cuenta que se vendían plantones a agricultores de todos los puntos de Extremadura, distantes en ocasiones más de 200 km, para plantarlos en sus respectivas localidades. Cuando el fruto estaba casi maduro (lo cual permitía transportarse sin llegar a pudrirse en carros tirados por animales), se vendía, slvo lo que se quedaba para consumo familiar. Se podía comprar el producto por kilos al agricultor o «comprarse la plantación»; con este método, el comprador se aseguraba de que toda la producción fuera para él, y el agricultor mantenía el cuidado de los tomates hasta que el comprador se lo pedía. Éste notificaba los kilos que quería y el día que esperaba recogerlos, así que el agricultor movilizaba una cuadrilla de 10 mujeres que los recolectaban y los almacenaban en unos chozos construidos con cañas y arbustos.

El grueso de la distribución iba para núcleos importantes, como Cáceres, Badajoz, Sevilla e incluso Madrid, desde donde llegaban a otros mercados más pequeños y/o locales.

TRADICIONES Y PATRIMONIO MATERIAL

La singularidad del cultivo tradicional del tomate talaverano estuvo en el profundo vínculo que tenía con la comunidad, no solo por suponer un importante pilar económico, sino por implicar en su ciclo productivo a todos los miembros de la familia: desde los niños que cuidaban el nacimiento de las plantas, hasta la madre que las recolectaba, pasando por el padre que regaba y cuidaba todo.

El tomate está presente en toda la cultura de la localidad, que celebra anualmente una fiesta del tomate basada en la cata y degustación de los tomates autóctonos. Forma parte de multitud de tonadas y coplas; en la actualidad se han reunido casi todas las canciones en las que el tomate es mencionado, y se están realizando trabajos desde un punto de vista etnológico sobre la vestimenta de las cuadrillas de mujeres que lo recolectaban. Además, en museos etnográfico como el de Don Benito y el de Olivenza, se conservan multitud de aperos de labranza, vestimentas y objetos vinculados a los cultivos de regadío de las Vegas del Guadiana y sus gentes. En concreto, el museo de Don Benito dispone de una colección muy ilustrativa y completa de herramientas de siembra y recolección, mostrando soporte visual a todo el proceso de cultivo del tomate en Extremadura.

RIESGO DE DESAPARICIÓN

La cultura vinculada al tomate talaverano prácticamente ha desaparecido, aunque varios centros regionales y nacionales de recursos fitogenéticos conservan semillas de las diferentes variedades que se cultivaban y las ponen a disposición de quienes deseen cultivarlas.