Introducción

También conocidos como bollitos de leche o sapillos, es un plato tradicional con forma parecida a unas croquetas hecho con huevos, pan y especias que, dependiendo de la combinación, puede ser un aperitivo salado o dulce. Suelen ser redondos u ovalados, de pequeño tamaño (unos 3-5 cm), y se sirven fritos. Con canela, azúcar y cáscara de limón o naranja, se presenta un postre fresco y sencillo. Con cebolla, ajo, perejil y o pimentón (su forma más habitual), se crea un aperitivo salado típico de pastores y gente de campo. Si bien el salado siempre es repápalo, el dulce puede llamarse también bollito de leche o sapillo.

Territorio de producción

ORIGEN

Autóctona.

DIFUSIÓN EN EL TERRITORIO

Toda Extremadura, pero sobre todo la variedad dulce, es especialmente típica en la provincia de Cáceres, más en las comarcas del Valle del Jerte y del Campo Arañuelo.

ÁMBITO PAISAJÍSTICO

Indiferente..

PARTICULARIDADES DEL ECOSISTEMA

Extremadura tiene un clima mediterráneo con cierto sesgo continental, con inviernos frescos y normalmente algo más húmedos y con veranos cálidos y secos. Esta sequedad del ambiente durante la mayor parte del año quizá haya motivado que la repostería tradicional extremeña tienda a la elaboración de dulces con masas fritas que conservan sus cualidades organolépticas con el paso del tiempo mejor que las masas abizcochadas.

CAPACIDAD PRODUCTIVA

Su producción radica sobre todo en el hogar, y en algunos restaurantes, por lo que se desconoce la cantidad producida a lo largo del año.

Relación con la comunidad

CÓMO SE PRODUCE

Para los salados, primero se baten los huevos en un cuenco, añadiendo la cebolla y el ajo picado, el perejil y la sal. A continuación, se va añadiendo pan molido, removiendo continuamente hasta conseguir una masa que sea más o menos espesa, al cogerla con una cuchara no sea líquida y se caiga, como una masa de croquetas. Una vez hecha hay que ir formando bolas, que se pueden hacer con las manos (pero tienen que estar mojadas para que no se pegue la masa) o con la ayuda de dos cucharas.

Por otro lado, en una sartén con aceite caliente se van friendo las bolas, y una vez hechas, se retira algo de aceite y se rehoga más cebolla, ajo, clavo, pimentón o incluso algo de vino blanco, y se añaden los repápalos para que se tomen.
Para hacerlos dulces, el proceso es similar, aunque al principio no se añade cebolla ni ajo a la masa. Una vez fritos, se calienta leche con canela en rama, cáscara de naranja y limón en una cacerola, y cuando empieza a hervir, se añade azúcar. Se meten las bolas de pan ya escurridas en la cacerola con la leche y se deja que cueza durante 10 minutos. Después se retiran y se dejan enfriar. Se pueden servir con la leche y decorar con canela en polvo.

Normalmente casi todo venía del propio hogar y, en su caso, la huerta, como pudiera ser el pan duro, los huevos, la cebolla y el ajo, o la leche. Actualmente muy poca gente tiene animales y huerta propia, por lo que lo más habitual es que se compren los alimentos base en tiendas.

USOS GASTRONÓMICOS, CONSERVACIÓN Y CONSUMO

El aperitivo salado se puede consumir en cualquier momento y lugar, caliente o frío, aunque se aprecia mejor su sabor recién preparado. Se conserva muy bien y durante varios días en un lugar fresco y seco sin perder apenas sabor. El postre es más delicado de conservar, por la leche, y se suele consumir frío.

Es un producto típico del hogar y de los pastores, totalmente vinculado a la fabricación casera y autoconsumo. No se conocen empresas que lo hagan y lo distribuyan, ni siquiera en su versión de dulce.

HISTORIA Y EVOLUCIÓN DEL PRODUCTO

Los repápalos forman parte de la gastronomía típica extremeña desde época moderna, siendo un plato asimilado durante el medievo desde la cocina serfardí (judía), de gran sencillez pero de exquisito sabor, realizado con ingredientes muy sencillos y accesibles. Al igual que las migas, por ejemplo, sirve para aprovechar el pan de días anteriores y no desperdiciar nada.

TRADICIONES Y PATRIMONIO MATERIAL

Si bien su preparación dulce es típica de Semana Santa, en salado, por su sencillez de preparación y su facilidad de conservación y transporte, era un alimento ideal para pastores y gente de campo que tuviera que pasar todas las jornadas fuera del hogar, en cualquier época del año.

No hay un utillaje especialmente vinculado a la fabricación de este producto como sí lo hay de otros, aunque casi cualquier elemento de una cocina antigua de Extremadura haya podido ser empleado para su elaboración.

RIESGO DE DESAPARICIÓN

Es una receta que pasa de generación en generación, especialmente vinculada a fiestas tradicionales, por lo que si hay disgregación del núcleo familiar por despoblación rural, es fácil que se pierda la costumbre de su elaboración.