Introducción

La Ambrunés entra dentro del grupo varietal de las cerezas «picotas», autóctonas del Valle del Jerte y caracterizadas por tener un pequeño aguijón o pico en el extremo apical del fruto, y porque su pedúnculo se desprende del fruto, cuando se recolecta, sin hacer herida ni perjudicar a su conservación, frescura o sabor. Es una cereza de forma redonda achatada (lo que lo diferencia de las otras variedades de picotas), y es la que alcanza un mayor peso -entre 6,5 y 8,5 gr- y dulzura. El color de la piel es púrpura, y el de la carne, rojo. A nivel organoléptico, el fruto tiene un intenso sabor y gran dulzura. Los árboles productores son de porte erguido y crecimiento vigoroso; pueden alcanzar los 20 m si no se ejecutar podas que reduzcan su altura drásticamente para facilitar la recolección.

Territorio de producción

ORIGEN

Autóctona.

DIFUSIÓN EN EL TERRITORIO

Comarca del Valle del Jerte principalmente, aunque también se pueden encontrar algunos árboles en las comarcas de La Vera y Valle del Ambroz, en la provincia de Cáceres.

ÁMBITO PAISAJÍSTICO

Montaña (>1000 m.), Sierras medias.

PARTICULARIDADES DEL ECOSISTEMA

El Valle del Jerte se encuentra al norte de la provincia de Cáceres, atravesado de noreste a sudoeste por el río Jerte, y con altitudes en sus laderas que oscilan entre los 600 y los 2400 m de altitud. En este rango altitudinal aparecen tres ecosistemas característicos: el bosque de ribera, el bosque caducifolio o de ladera y, por último, el ecosistema alpino o de alta montaña, formado por piornales serranos y pastizales alpinos. La complicada orografía propicia también que no se haya producido un especial acaparamiento de tierras, predominando el sistema minifundista y sin apenas mecanizar, pues las parcelas son pequeñas y es frecuente que, aunque del mismo propietario, estén muy separadas en el espacio. El valle tiene unas precipitaciones medias elevadas, lo que hace que el cultivo del cerezo esté considerado como de secano en esta zona (no necesita riego, únicamente de apoyo en caso de sequía debido a las precipitaciones). El frío del invierno es imprescindible, pues si no alcanza los -7oC durante algunos días el árbol no florecerá. La variedad ambrunés se ha intentado exportar a otros territorios, pero fuera de estos valles del norte de Extremadura no da buenos rendimientos.

CAPACIDAD PRODUCTIVA

Esta variedad se encuentra dentro de las cuatro variedades de «picota» que protege la D.O.P. Cereza del Jerte; las otras son pico negro, pico limón negro, y pico colorao. Actualmente es la más productiva y la que más se cultiva dentro de la denominación, pero está siendo fuertemente desplazada por otras variedades foráneas de alto rendimiento.

Relación con la comunidad

CÓMO SE PRODUCE

Su entrada en producción es lenta (en torno a 8 años para plena producción). El cerezo florece en las partes bajas del Valle del Jerte para San José (en torno al 15 de marzo), retrasándose según las fincas están a más altitud. Tradicionalmente una de las laderas del valle era más apta para ambrunés y otra para Pico negro, sin embargo la primera es más productiva y ha sustituido a la Pico negro debido a que las cualidades organolépticas de esta segunda no son tan bien aceptadas por el consumidor. La ambrunés tiene una floración temprana, siendo sensible a las heladas o exceso de lluvia; es autoestéril y de maduración tardía (de mediados de junio a mediados de julio), entre 38 y 40 días después de la cereza burlat (la variedad de referencia). Cada productor tiene una media de 1,7 ha, muchas veces separadas físicamente en forma de pequeñas parcelas cultivadas de manera tradicional y, en general, abancaladas debido a la orografía del terreno. Como tratamiento al terreno se realiza una enmienda caliza anual y un abonado, en general, inorgánico. La poda ha cambiado un poco para hacerlas más fácilmente recolectables, ya que no se mete nada de maquinaria (como mucho un tractor para el laboreo del suelo en las más grandes). Los restos de poda suelen quemarse debido a que resulta difícil triturarlos y esparcirlos por las terrazas donde crecen los árboles. Los tratamientos fitosanitarios son frecuentes, siendo difícil encontrar hoy en día producciones ecológicas certificadas.

El sistema de reproducción ha sido mediante estacas, injertando en patrones de cerezos silvestres, también denominados bravíos, de forma tradicional, y en variedades más resistentes en la actualidad (como Prunus mahaleb u otros), incluso con injertos puente entre P. persica y P. domestica. En general los injertos son hechos por los propios agricultores y no hay muchos viveros especializados, pues funcionan más a base de intercambios.

USOS GASTRONÓMICOS, CONSERVACIÓN Y CONSUMO

En general, su consumo es en fresco. La dureza del fruto es elevada, por lo que el comportamiento post-cosecha es bueno. En la región hay muchas recetas asociadas a las cerezas picotas, ya sean recetas tradicionales, como la milhojas con cerezas o los licores de cerezas, hasta innovaciones más actuales como tartas, batidos, gazpachos, etc.

La distribución es a nivel internacional, aunque principalmente a países europeos debido al poco tiempo que se conserva el producto tras su recolección. Así, un 70% de las cerezas totales producidas van fuera de España. Los principales países importadores son Alemania e Inglaterra.

HISTORIA Y EVOLUCIÓN DEL PRODUCTO

Las primeras pruebas de que el cerezo estaba en esta zona datan del 2 de junio de 1352, cuando una comitiva de emisarios del Rey de Navarra que se dirigía a Sevilla, se detuvo e hizo noche en Cabezuela del Valle, uno de los pueblos de la comarca. Los ilustres caballeros, que en cada zona iban alimentándose de los productos más característicos y disponibles, degustaron aquí truchas y cerezas, lo que indica que ya entonces la cereza era un producto que destacaba y que tenía calidad suficiente para ofrecerlo a viajeros tan distinguidos. Sin embargo, es en el siglo XVIII, con la quiebra del castaño (debido a la enfermedad de la tinta) cuando el cerezo empieza a incrementar su importancia como cultivo y alternativa económica. En cuanto a la variedad ambrunés, se cree que fue diseminada por pastores y su ganado procedentes del cercano valle del Ambroz.

La especialización tradicional del valle en este cultivo llevó a la utilización de muchas variedades de cerezo; sin embargo, con el tiempo, han ido entrando muchas foráneas, desplazando el material autóctono y empujándolo hacia la extinción, lo que ha llevado a proteger algunas de las autóctonas «picotas» y a la cereza Navalinda bajo la denominación de origen. La importancia de unas variedades tan adaptadas al terreno, tan únicas en cuanto a características y a la recolección (sin rabo), hacen de este producto una de las señas de identidad de la región.

TRADICIONES Y PATRIMONIO MATERIAL

Existen numerosas tradiciones vinculadas a la cereza. La más conocida es la fiesta del «Cerezo en flor del Valle del Jerte», cuyo origen en la mitología popular nada tiene que ver con el declive del castaño, y estaría atribuido a la llegada a la comarca de un zar ruso que, para que su esposa no añorase las nieves de su tierra, decidió simularlas una vez al año mediante la plantación y floración en masa de los cerezos. También se celebra en el Valle «La Cerecera»: una propuesta cultural y diversa que se desarrolla durante los meses de mayo, junio y julio: jornadas gastronómicas de la cereza picota, degustaciones y catas, feria de la cereza, música, turismo activo y pruebas deportivas, visitas a cooperativas y fincas, así como muestras de artesanía de la zona son tan sólo algunas de las propuestas incluidas en el programa oficial de «La Cerecera».

RIESGO DE DESAPARICIÓN

El riesgo de desaparición de las picotas está vinculado a la entrada de otras variedades que buscan una mayor productividad y aceptación en el mercado, haciendo perder la identidad que estas aportan a la cereza del Jerte. Además, la entrada en el mercado de cerezas procedentes de otras partes de España y del mundo, en ocasiones mucho más competitivas, obliga al sector en el Jerte a diferenciarse por calidad si no quiere tender a un monocultivo monovarietal e intensivo, sin personalidad ni tradición, que vendría de la mano de otras muchas consecuencias negativas como la dependencia de unos mercados implacables y el destrozo de los valores naturales de la comarca.