Introducción

Se trata de un conjunto de variedades tradicionales propias de esta localidad desde hace siglos, que tienen la particularidad de surtir de frutos a la población prácticamente durante todo el año. Las principales son:

  • Malaguesa, de las más pequeñas, con la piel fina.
  • Moñito o hinojosa, que presenta un abultamiento en la parte del pedúnculo (de donde le viene el nombre) y es la más temprana; tiene bastante aroma.
    Naranja de petróleo, por lo graso de su piel y su elevada aromaticidad; en algún caso se está usando para hacer aceites.
  • Ordinaria, la que aguanta hasta más tarde en el árbol.
    Verna, de forma amelonada y que se recoge casi verde, en el mes de julio, aunque es muy jugosa.
    De Lima o Cañamiel, una naranja alimonada cuya característica más llamativa es su dulzura, ya que no tiene ácido cítrico.
    Naranjas de sangre, muy escasas, con la carne roja.
Territorio de producción

ORIGEN

Autóctona.

DIFUSIÓN EN EL TERRITORIO

En toda la comarca de la Sierra de Gata (al norte de la provincia de Cáceres) pueden encontrarse cítricos en los huertos, pero el caso del municipio de Acebo es particular, pues en todos los huertos hay naranjos de variedades diferentes y en grandes cantidades, pues en su día fueron productores y vendían en las ciudades más cercanas. Los naranjos se extienden en las tierras cercanas a las dos riberas de los ríos que pasan por el término municipal: el arroyo de Lágina y el río Ribera de Acebo.

ÁMBITO PAISAJÍSTICO

Sierras medias, Vegas y cuencas sedimentarias -regadíos-.

PARTICULARIDADES DEL ECOSISTEMA

Acebo está situado en una colina a 590 m de altitud snm, en la hondonada que forma el valle de la Ribera de Acebo, cuyas vegas son especialmente propicias para la agricultura, en la falda sureste de Sierra de Gata, protegido de los vientos fríos del norte por el monte Jálama, el pico más alto del noroeste de Cáceres. Todo ello le confiere un microclima que facilita el cultivo de frutales, entre ellos los cítricos, caracterizado por veranos cálidos e inviernos suaves, a diferencia de otros pueblos de la zona.

CAPACIDAD PRODUCTIVA

No se ha sido posible contabilizar la cantidad de naranjos existentes en Acebo; hay en todos los huertos y en algunas fincas hay hasta 500 o 600. En la actualidad únicamente son para autoconsumo, quedando muchísimos kilos al año desperdiciados. Vista la capacidad productiva que tuvieron antaño y que surtían de naranjas a buena parte de las ciudades de los alrededores (Ciudad Rodrigo, Coria, Plasencia, Salamanca), queda claro que podrían seguir siendo una fuente importante de ingresos para los agricultores si se volvieran a revalorizar y promocionar, facilitando su consumo y canales de comercialización.

Relación con la comunidad

CÓMO SE PRODUCE

El naranjo es un frutal vinculado a zonas con disponibilidad de agua, y sin fríos extremos. Aunque es común encontrar ejemplares dispersos por el pueblo y sus huertas, existen todavía antiguas plantaciones de árboles ya centenarios en los que los marcos de plantación son grandes, como corresponden a ejemplares de gran tamaño. El manejo actual de las huertas de naranjos que no han sido abandonadas es el tradicional. Se trata de minifundios manejados en general por una persona, cuya poda tiene como fin que la copa no sea muy alta, para poder recoger las naranjas. Por tanto, aquellos que han sido abandonados tienen hoy demasiada altura para accederse a la parte alta. El abonado suele ser con materia orgánica. La plaga por la que se han visto afectados más recientemente, y que se tiende a tratar con insecticida, es la de la cochinilla.

Más allá de esto, la principal característica que tiene la producción de las naranjas de Acebo es que los habitantes de esta localidad han ido conservando variedades muy bien adaptadas al terreno cuya fructificación se iba encadenando, habiendo años en los que se llegan a cubrir los 12 meses del año con producción de naranjas.

La reproducción es por esquejes, prestando, comprando o intercambiando entre vecinos para llegar a tener cada uno el máximo número de variedades, con vistas a producir durante todo el año.
Los restos de poda y la cosecha caída por falta de recolección se queda en el suelo, por lo que a lo largo del tiempo terminan por incorporarse como abono.

USOS GASTRONÓMICOS, CONSERVACIÓN Y CONSUMO

Su uso principal es como postre en cualquier comida. Algunas son especialmente aptas para el consumo directo (moñito, ordinaria), mientras que otras lo son para zumo (malaguesa). Existe una ensalada de naranjas en Acebo, conocida como «mojeteo» y muy consumida aún en la actualidad, cuyos ingredientes son naranjas, ajo, cebolla y pimentón al gusto y un chorrito de aceite; hay quien le añade huevos cocidos muy picados. En otros pueblos de la zona es tradición comer pan tostado con aceite y naranja restregada.

Los canales tradicionales de distribución fueron los mercados de las ciudades más cercanas, como Ciudad Rodrigo, Plasencia y Coria. En la actualidad, nadie comercializa fuera del pueblo, quedando relegada la producción al consumo particular y entre vecinos, y a su pudrición sobre el suelo de las huertas, por miles de kilos, anualmente.

HISTORIA Y EVOLUCIÓN DEL PRODUCTO

El origen de la población se data, al menos, en el año 1400, y se sospecha que la llegada de los naranjos pudo ser de la mano de los árabes o los judíos sefardíes, pues hubo asentamientos de ambos en el pueblo y las dos culturas fueron agricultoras. Aquellas variedades, de las que queda algún ejemplar centenario, eran naranjos de largas espinas o naranjos bravíos, y dieron pie a una singular tradición agrícola en la comarca: el cultivo del naranjo. Sin embargo, el 31 de diciembre de 1916 se produjo una nevada sin precedentes que dejó un manto de nieve durante semanas. La inmensa mayoría de los naranjos se heló, no resistió a la sequía, y, a partir de ese momento, la población se volcó en recuperar el esplendor del cultivo de naranjos en la población. El primer viaje en busca de variedades lo realizó la empresa Ortigón (antigua Mirat), a Coín, en la provincia de Málaga, de donde trajeron un camión lleno de plantones; la adaptación de esta variedad al pueblo dio lugar a la variedad Malaguesa, la más antigua de las introducidas a partir de la helada. Se cuenta que algo después hubo un señor que se aventuró a traer esquejes en un cántaro de agua en el tren desde el este peninsular, los cuales acabaron dando lugar a las variedades Ordinaria y, posiblemente, la de Lima. El resto de variedades fueron posteriores, dándose la paradoja de que algunas han desaparecido prácticamente en sus lugares de origen, sustituidas por variedades modernas, y solo se conservan en Acebo, como ha pasado, por ejemplo, con la malaguesa.

TRADICIONES Y PATRIMONIO MATERIAL

El principal patrimonio que hoy se conserva, además de algunos árboles centenarios que sobrevivieron a la helada del 16, son las huertas de naranjos de ribera, en las que aún es posible contemplar los numerosos naranjos que pueblan los alrededores del pueblo, hoy más altos, debido al abandono y a la escasez de las podas. Hay algunos nombres que mencionan al naranjo de calles, casas rurales, etc., que dan una idea de la importancia del árbol en el pueblo. También existe un sendero que conectaba el núcleo urbano con las huertas de naranjos: la «Vereda de los naranjeros». En un intento de recuperar este patrimonio desde varios ámbitos, se inició en el año 2018 la «I Fiesta de la Naranja en Acebo».

En otro pueblo cercano, Torre de Don Miguel, se celebra la Fiesta del Capazo, en la cual se come el «sopetón», un pan tostado con aceite de manzanilla cacereña y zumo de naranja.

RIESGO DE DESAPARICIÓN

Las naranjas de Acebo se encuentran en grave riesgo de desaparición debido, principalmente, al abandono y descuido de los árboles. Esto viene motivado no solo por la despoblación del medio rural y el envejecimiento de los agricultores que trabajaron y trabajan la tierra, como en otros casos, sino también por la llegada de naranjas desde el exterior y por la falta de rentabilidad del cultivo a escala comercial con distribución y consumo más allá de lo local.