Introducción

También es conocida como chelva de Cebreros, chelva de Guareña, montúo, uva rey y villanueva, montepila, mantúo castellano, mantúo de Granada, mantúo de Jerez, mantúo Vigiriego, y uva del Rey. Es una variedad de uva blanca bastante productiva, de racimo grande, algo compacto y de baya redonda, grande y de color verde-dorado. La pulpa es blanca y muy jugosa. La vid es vigorosa y de porte rastrero, de aptitud para uva de mesa, por su sabor dulce, y vinificación, produciendo vinos suaves y afrutados.

La vid es muy sensible a las bajas temperaturas y a la humedad en el momento de la floración, provocando fuerte corrimientos en el fruto, lo que le hace ser una variedad de oscilaciones en la producción de unos años a otros (siempre en función de las condiciones climatológicas). Cuando las condiciones son óptimas, presenta gran producción, y aunque el mosto es de baja graduación, su rendimiento es elevado. Presenta un alto contenido de azúcares.

Territorio de producción

ORIGEN

Autóctona.

DIFUSIÓN EN EL TERRITORIO

Variedad minoritaria de Extremadura, localizada en la zona de Montánchez (comarca de Sierra de Montánchez-Tamuja) y en Cañamero (comarca Villuercas-Ibores- Jara). También en Andalucía, especialmente Jerez.

ÁMBITO PAISAJÍSTICO

Sierras medias.

PARTICULARIDADES DEL ECOSISTEMA

La Sierra de Montánchez marca la frontera entre las provincias de Cáceres y de Badajoz haciendo, además, de divisoria de aguas entre las cuencas del río Tajo y del Guadiana. El espacio de sierra considerado, que no sobrepasa los 1.000 metros de altitud máxima, no introduce los rigores propios de espacios de montaña, tanto por su altitud como por su situación zonal. Discurriendo de este a oeste, presenta dos vertientes: una suave y de gran extensión orientada hacia el norte y otra, la vertiente sur, con mayor desnivel y de terreno accidentado. Los piedemontes de estas elevaciones dan lugar a un terreno a base de rañas surgidas de la acumulación de las rocas que, apeadas de las crestas por la erosión, fueron poco a poco rellenando los valles de suelos rojizos ricos en materiales silíceos mucho más pobres en las solanas que en las umbrías. Los fondos de los valles presentan suelos más propicios para el cultivo de huertos y árboles frutales, formando un mosaico de colores y ambientes diferentes.

Al contrario de lo que ocurre con los espacios de sierra, las zonas de penillanura son más atractivas a la ocupación intensa humana, como consecuencia de su mayor productividad. En la penillanura el hombre ha buscado protección alimenticia, productividad agropecuaria y todo un bagaje de desarrollo de actividades varias. La distribución de usos y grados de ocupación y aprovechamiento del territorio es similar a todos los pueblos de la zona: en una primera esfera (la más cercana al municipio) se encuentran los huertos, donde prolifera el olivar y el higueral; en una segunda esfera, se extenderían los campos adehesados y los del predominio del cultivo del cereal; y las esferas más exteriores serían las escasamente aprovechadas, permaneciendo generalmente como eriales de uso cinegético y, en menor medida, ganadero.

Por otro lado, la comarca de las Villuercas-Ibores-Jara está situada entre el río Tajo y el Guadiana, en el sureste cacereño. De orografía montañosa, cuya altura máxima es el pico Villuercas (1601 m), presenta gran diversidad de ecosistemas: crestas cuacíticas de vegetación xerófila, bosques caducifolios bien conservados (castañares, rebollares y robledales) en las zonas más agrestes de media montaña, alcornocales a media ladera, encinas en las zonas bajas adehesadas, salpicados de cultivos de montaña (olivo, cerezo o castaño). Donde el suelo es escaso dominan la jara y el brezo, y más arriba aún, arraclanes y enebros. Son frecuentes las a veces extensas pedreras de cuarcitas fragmentadas descolgándose de las cumbres. Lo agreste y frondoso de sus laderas, la abundancia de agua y la baja densidad de poblamientos humanos, como en el caso anterior, hacen de esta comarca una zona especialmente interesante para las especies silvestres de caza mayor, como el jabalí, el ciervo, el corzo, etc. Cañamero presenta una altitud de 800 m y una pluviometría de 1200 mm anuales, formando un microclima muy especial para el desarrollo de la vid. Los veranos son calurosos de día y frescos por la noche, una situación optima para una maduración perfecta de la uva ya que van madurando lentamente. Los suelos son arenosos y pobres pero adecuados para conseguir uva de calidad, aunque los rendimientos son muy bajos. El río Ruecas, afluente del Guadiana, forma el valle en el que se asienta el pueblo.

CAPACIDAD PRODUCTIVA

La extensión del cultivo de esta variedad se mantiene en la actualidad. La uva montúa o chelva está adscrita a la Denominación de Origen Ribera del Guadiana, donde en la actualidad se registran 1.440 hectáreas cultivadas.

Relación con la comunidad

CÓMO SE PRODUCE

El sistema de cultivo tradicionalmente empleado ha sido siempre el secano y en vaso: un sistema de conducción de porte bajo constituido por un tronco corto y un número variable de brazos (normalmente tres o cuatro) dispuestos en forma radial y que no tienen ningún tipo de soporte mecánico externo, lo que hace que la planta presente una disposición libre, natural y globosa en forma de arbusto. La adaptabilidad de la planta a suelos pobres y su resistencia a estrés hídrico la hace un cultivo muy fácil de mantener.

Es una uva bastante temprana, por lo que suele tener problemas con plagas de insectos y pájaros. Para su reproducción es frecuente la realización de injertos propios en plantones adquiridos en viveros.
Respecto a la gestión de los residuos, en lo que apoda y arranque se refiere, se suelen quemar, mientras que los residuos de vinificación se gestionan conforme a la legislación vigente.

USOS GASTRONÓMICOS, CONSERVACIÓN Y CONSUMO

La uva montúa está recomendada como uva de mesa por su sabor dulce, pero también se vinifica, mezclándola con otras uvas, para aportar un buen aroma al vino.
El tradicional método de elaborar vinos extremeños que consiste en despalillar los racimos, estrujarlos, recoger el escurrido bien de forma estática o bien de forma dinámica, hacer una primera fermentación alcohólica y, posteriormente, hacer la fermentación maloláctica, que suaviza y mejora el vino. Otro método de obtención de vino es la maceración carbónica o vino de cosecha, que consiste en encubar directamente las uvas enteras, de forma que mediante un aporte inicial de gas carbónico se acelera el proceso de fermentación alcanzando una graduación de 3 o 4 grados de alcohol, y, a partir de ese momento, cuando ya no quedan bayas enteras, el proceso es similar al tradicional.

Estos vinos blancos no se someten a ningún proceso de envejecimiento, por lo que salen al mercado muy pronto.
La mayor parte de uva se vinifica dentro de la propia comarca, y su consumo varía según las bodega, dándose casos en Cañamero en los que en torno al 80 % del vino embotellado se queda en la provincia y, sobre todo, en la comarca.

HISTORIA Y EVOLUCIÓN DEL PRODUCTO

Se ha constatado la presencia del vino en Extremadura desde hace 2600 años, introducido por los fenicios. Según atestiguan los restos arqueológicos, los celtíberos y tartésicos lo consumían, aunque se populariza en época romana, alcanzando el cultivo de la vid y la producción de vino un desarrollo importante. A Roma llegaban vinos de todas las provincias del imperio, también la de aquella cuya capital era Emérita Augusta. Las invasiones visigodas y, sobre todo, la conversión de la población a la religión cristiana, realza el prestigio del vino al convertirlo en uno de los elementos esenciales del sacrificio de la misma, pero como un producto de las élites. Durante la época medieval, tanto en la etapa musulmana como cristiana, siguen existiendo viñas así como la certeza del consumo tanto de uva como de vino. En la Edad Media, existían ya disposiciones para regular la plantación de viñas, protección, cercado, época de recolección, transformación del vino y venta. Documentos encontrados en el Monasterio de Guadalupe, describen incluso una extensa catalogación de vinos realizados allí: vino tinto para raciones, vino claro, vino blanco de comunidad, vino de compaña y vinagre. La expansión del viñedo extremeño es relativamente importante desde principios del S XVI, y parece que mantuvo una tendencia alcista hasta mediados del S XVII, proceso favorecido por el aumento de la demanda y consiguientemente del precio del vino.

Respecto a esta variedad en concreto, ni en la revisión bibliográfica ni en la investigación en campo se ha podido determinar su origen exacto aunque, por otra parte, se mantiene fiel a sus características siempre conocidas. No ha habido una evolución del producto ni de la recolección, pero sí se ha mecanizado el proceso de vinificación.

TRADICIONES Y PATRIMONIO MATERIAL

Como elementos patrimoniales aún se conserva, más como elementos etnográficos que de trabajo, todo tipo de utillaje antiguo de vinificación.

RIESGO DE DESAPARICIÓN

Actualmente no se encuentra en riesgo de desaparición. No obstante, el número de hectáreas dedicadas a su cultivo es relativamente reducido, y se circunscribe a núcleos muy concretos.